Dorothy Levitt

Ocho mujeres que cambiaron la historia del automóvil

Son muchas las mujeres que han jugado un papel vital en el desarrollo de la historia del automóvil y hoy, 8 de marzo, Día de la Mujer, desde Tramicar queremos reconocer sus hazañas y contribución a la industria de la automoción. ¿Nos acompañas en este viaje?

La audaz Bertha Benz (1849-1944)

El 5 de agosto de 1888, Bertha Benz, esposa y socia de Karl Benz, el ingeniero alemán considerado como el inventor del automóvil de combustión interna, marcó un antes y un después en la historia de la automoción, al convertirse en la primera persona en conducir un automóvil propulsado por un motor de combustión interna en una distancia larga.

Dos años antes, su marido había patentado el Benz Patent-Motorwagen, un automóvil de tres ruedas con un motor de tracción trasera. A pesar de que este invento suponía la mayor revolución de la época en materia de movilidad, la sociedad fue muy reticente a este avance que implicaba todo un cambio de hábitos.

Bertha, que era una mujer alejada de todos los convencionalismos de la época, y que había invertido gran parte de su dote en financiar al proyecto de automoción de su marido, se puso ese 5 de agosto el mundo por montera y decidió demostrar que el vehículo de su marido iba a cambiar el futuro del transporte. Ese día, y tras dejar una nota a su esposo en la que decía “Vamos a Pforzheim a ver a la abuela”, cogió a dos de sus hijos y emprendió desde la ciudad de Manheim un viaje de 106 kilómetros.

Cuando llegó a su destino, 12 horas después, envió un telegrama a su casa informando de que el viaje había transcurrido con éxito.

Sin embargo, durante el trayecto, la audaz Bertha Benz tuvo que hacer frente a varios imprevistos, logrando solventar todos ellos. Se vio obligada a realizar paradas en varias boticas para conseguir ligroína, un derivado del petróleo que en aquel entonces se usaba como combustible. Tuvo que localizar a un herrero para que reparase la cadena de transmisión que se había roto, tuvo que desatascar una válvula obstruida (se dice que lo hizo con un alfiler de su sombrero) y arreglar el sistema de ignición, que también se averió.

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Bertha Benz realizó un trayecto de 106 kilómetros en 1888.

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Tres días después de su viaje de 106 kilómetros Bertha Benz regresó de nuevo a Manheim, por una ruta diferente. La Prensa de la época se hizo amplio eco de aquella hazaña, convirtiéndose en la mejor campaña posible de marketing para el nuevo vehículo. Hoy en día la ruta “Bertha Benz Memorial Route”, de 194 kilómetros, sigue el itinerario de ida y vuelta que realizó la intrépida Bertha Benz en 1888.

Florence Lawrence, la inventora de los intermitentes (1886-1938)

Esta polifacética mujer no solo fue una de las actrices más conocidas de los inicios del siglo XX, con casi 300 películas a sus espaldas, sino que también era una apasionada de los coches y fue la precursora de los intermitentes y las luces de freno.

Amante de los coches, Florence Lawrence -considerada como la primera estrella de cine, según reza una inscripción en su lápida del cementerio de Hollywood-, atesoraba modelos de todo tipo que ella misma reparaba. Fruto de ese trabajo de mejora, Lawrence diseñó un artilugio con forma de brazos que salía del parachoques del coche cuando el conductor pulsaba un botón, indicando así a los otros automovilistas que el vehículo iba a girar. También inventó lo que hoy equivaldría a las luces de freno, ya que al pisar el pedal de frenar emergía de la parte trasera del coche un cartel que indicaba STOP.

Nunca llegó a patentar estos inventos que años después fueron desarrollados e introducidos por los fabricantes de coches.

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A Dorothy Levitt se la conocía como «la chica más rápida del mundo».

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Dorothy Levitt y su pasión por la velocidad (1882-1922)

Esta escritora y activista de la causa de las mujeres, hizo historia al establecer diversos récords de velocidad.

En 1906 Levitt llevó su bólido, un Napier 100 HP, hasta los 146 km/h en la Prueba de Velocidad de Blackpool, logrando el récord del mundo femenino de velocidad. Esta pasión por la aceleración la hizo ganar también varias carreras de lanchas a motor, consiguiendo el récord mundial de velocidad sobre el agua al alcanzar 31 km/h.

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Se la considera, además, la precursora de los espejos retrovisores antes de que estos fueran implementados por los fabricantes de automóviles. En 1909 publicó el libro “La mujer y el automóvil: un manual amigable para todas las mujeres que compiten en automovilismo o desean hacerlo”, en el que aportaba una serie de consejos como el de llevar un pequeño espejo para ver qué coches vienen por detrás.

Sus habilidades como conductora y su reconocimiento internacional la llevaron a impartir clases de conducción a la Reina Alejandra de Dinamarca y a sus hijas. Se la definió como “la chica más rápida del mundo” y, seguramente, su presencia en carreras monopolizadas por hombres, levantó ampollas. Pero su actitud era el reflejo de su forma de entender la vida. Como ella misma señaló en su libro: “No hay mayor libertad para una mujer que conducir su propio vehículo”.

Margaret Wilcox, impulsora de la calefacción en los coches (1838-1896)

Fue una de las pocas ingenieras mecánicas de su época y patentó el primer sistema de calefacción para automóviles. Su idea se plasmó en un sistema que permitía llevar el aire caliente que salía del motor hasta el interior del habitáculo, y que fue la base del actual sistema de climatización de los coches.

Mary Anderson, creadora del limpiaparabrisas (1866-1953)

A ella se le atribuye la invención de los limpiaparabrisas. Ranchera y viticultora, en el invierno de 1902 visitó la ciudad de Nueva York, donde observó que los conductores de coches y tranvías debía detenerse y salir continuamente del vehículo para limpiar el agua, hielo y suciedad que se acumulaba en la luna, lo que hacía perder el tiempo al conductor y a los viajeros.

De vuelta a Alabama, donde residía, trabajó con un diseñador para realizar un dispositivo que mantenía limpio el parabrisas y que se accionaba de forma manual. En 1903 solicitó la patente por este limpiaparabrisas, que le fue concedida durante 17 años. Sin embargo, ninguna empresa de la época quiso comprar el invento. En 1922, dos años después de que su patente expirase, Cadillac comenzó a implementarlos en sus coches como parte del equipo estándar.

June McCarroll, la ideóloga de las líneas divisorias en carretera (1867-1954)

Un camión sacó de la carretera a June McCarroll, sanitaria de profesión, mientras conducía su Ford T. A raíz de ese percance, McCarroll se dio cuenta de que una línea divisoria en la carretera para delimitar el espacio por el que debía circular cada vehículo hubiese evitado el accidente.

Planteó esta idea a las autoridades, pero no obtuvo respuesta. McCarroll no se dio por vencida y trazó una línea blanca con harina para dividir una zona de la carretera por la que ella solía conducir, y contactó con varias asociaciones de mujeres para hacer extensiva su idea. Finalmente, el Estado de California emitió una ley en 1924 para pintar líneas divisorias, aplicándolas a 5.600 kilómetros de carreteras.

Sophie Opel (1840-1913), la primera mujer fabricante de automóviles

Sophie fue una gran emprendedora que, al quedarse viuda en 1895, tuvo que hacerse cargo de la empresa que tenía su marido, dedicada a las bicicletas y máquinas de coser. En poco tiempo la transformó, junto a sus dos hijos mayores, en uno de los mayores fabricantes de automóviles del mundo.

En 1899 compraron Anhaltsche Motorwagenfabrik, una firma vinculada a Friedich Lutzmann, considerado en aquella época como uno de los pioneros del automóvil alemán. Posteriormente, llegaron a un acuerdo con Antoine Darracq para carrozar los chasis que esta marca francesa producía.

En 1902 Opel presentó su primer automóvil, con un motor bicilíndrico de 1.885 cc y 12 CV. Poco después realizó una versión de 4 cilindros. En 1906, cuando la tecnología Opel estaba ya madura, se desvincularon de Darracq, comenzando así la exitosa etapa de Opel en el mercado de la automoción.

Margaret E. Knight (1838-1914), una gran inventora

Siendo aún una niña tuvo que dejar de estudiar para comenzar a trabajar. Lo hizo en fábricas de algodón, de bolsas, de automoción…  Con una enorme capacidad de análisis y observación llegó a registrar 21 patentes relacionadas con los sectores de actividad en los que trabajaba, que luego fue vendiendo a las empresas con las que estaba laboralmente vinculada.

Entre 1902 y 104 realizó cinco patentes de motores rotativos de vapor, y de 1911 a 1915 desarrolló otras 3 patentes de motores de explosión.

Mujeres importantes en la historia de la automoción

A pesar de que en el siglo XIX y comienzos del XX, no estaba aún permitido el sufragio femenino o las mujeres no podían realizar los mismos estudios que los hombres ni invertir en negocios, las mujeres han tenido un importante papel en el desarrollo de la industria de la automoción.

Las que hemos visto anteriormente son solo algunas de las que poco a poco van pasando a los libros de historia, pero las referencias son muchas más. Por ejemplo, la Duquesa de Uzes, a la que se considera como la primera mujer con licencia para conducir (y también en recibir una multa por exceso de velocidad en 1897 al circular por París a 13 km/h, en vez de a los 12 km/h permitidos por la ley). Por cierto, en el caso de España, es a la escritora Emilia Pardo Bazán a quien se le atribuye haber sido la primera conductora española, allá por 1904. ¿Lo sabías?


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